jueves, 7 de mayo de 2015

Retrato moral-casual de jerarquía en proceso de des-catolización

La trupe de la foto no es un colectivo representativo de simpatizantes provectos de 'Podemos', tampoco son los directivos de las 'peñas peninsulares de dominó y carajillo', ni los cabecillas okupas de la sección 3ªedad reunidos en asamblea conmemorativa del 15M. No, sufridos hermanos míos: Los de la foto, ese grupo mal vestido sobre fondo amarillo-albero son Excmos. e Ilmos. SS. Obispos miembros de la Comisión Mixta de Obispos del Norte de África y Sur de Europa (CERNA); entre el racimo de franceses, italianos y portugueses, también hay dos españoles en carne mortal, el obispo de Cádiz y el de Albacete, más un peón de briega, ese de la corbata y los puños blancos con look de viajante de quincalla, que es jesuita, secretario del consorcio susodicho.

Se tienen tan escaso respeto a sí mismos, se les ha auto-degradado tanto la conciencia de su dignidad y ministerio, que usan la vestimenta clerical mínima, la camisa de alzacuellos gris cenizo, o gris perlado; incluso algunos prescinden del alzacuellos, portando como único signo distintivo episcopal el pectoral plateado barato (de aluminio, no de plata, témome). No sé si llevarán puestos los anillos.

Hace años que sospecho firmemente de los prelados des-sotanados. Rehuir la sotana, no usar el solideo y la faja, es todo un síntoma de des-catolización arraigada.

Esa clase de prelados que desprecian las formas católicas, no me merecen ningún respeto; si acaso el mínimo capaz de expresar un creyente en la santidad jerárquica que ellos no traslucen, porque lo evitan deliberadamente. No les gusta parecer lo que son. No merecen, ergo, que se les tenga por lo que no les agrada. La displicencia que demuestran por ser como debieran ser, y estar y aparecer, es el trato que merecen: Tráteseles como a cualquiera.

Pero el minimalismo en el porte y las formas afecta a esferas más alta, también a los purpurados que han pasado de la capa magna con cola de moiré y muceta de armiño, a vestir como arciprestes rurales. Contemplen Uds. esta tertulia:




En primera fila, aparecen los Emmºs. y Revmºs. Srs. Cardenales Toppo, Schonborn, Yeom Soo-Jung, Romeo y Pell. Están en un mitin organizado por los kikos (que se codean mucho con los más altos del podio) en Galilea.

Tiene maldita gracia ver en las fotos a unos cuantos judíos con su kipá y a ninguno de los Cardenales con su solideo. Quizá consideren que el pileolo cardenalicio pueda irritar la sensibilidad de algún rabino presente, y por eso no los llevan puestos. O será por otras razones, por el calor, o por los piojos, o ellos sabrán por qué. El caso es que hay cinco cardenales, ninguno con atalaje de cardenal. Hasta llevan la cruz pectoral vergonzosamente oculta en el bolsillo de la chaqueta, con ese acomplejado pudor que raya la blasfemia, ellos que recibieron la investidura cardenalicia con la admonición expresa de estar dispuestos a derramar su sangre por la fe.

Quien dijo aquella sentencia popularísima de que 'El hábito no hace al monje', tuvo que ser uno de los mayores cretinos de su tiempo.

Espero que Uds. no compartan tan necio aforismo.


+T.